Texto de Olly Wilkins
Fotos de Rupert Fowler
Cuando recibí mi nueva SAM me enamoré del color al instante y sólo podía pensar en una cosa. Siempre me había preguntado si sería posible bajar en bici las empinadas dunas que había visto en los documentales de naturaleza. El Sahara parecía una posibilidad disparatada. Desde luego no una apropiada para ir en bici. ¡Pero la SAM fue una señal! Tenía que hacerlo. Llamé a mis amigos Roo y Ben y reservamos nuestros billetes de avión.
Viajamos a Marrakech sabiendo que todo el proceso podría ser en vano. A pesar de esto, las 10 horas en coche a través de las montañas del Atlas estuvieron cargadas de entusiasmo por las dunas. Sin nada más que arena al alcance de la vista. Las 10 horas en coche a través de un espectacular paisaje finalmente llegaron a su fin cuando vimos por primera vez las dunas en el horizonte.
Monté mi SAM antes del anochecer y empujé la bici hasta la duna más cercana. Salí por orejas una y otra vez y lo dejé, preocupado por que quizás no fuera a ser capaz de dar un solo giro en la arena. Decidimos que para tener más posibilidades de poder bajar en bici por las dunas necesitábamos ir a las dunas más altas. Tras tirarnos por la cara más inclinada pudimos ver cómo hice una bajada muy parecida a hacer snowboard en nieve polvo. Fue realmente increíble. A partir de ese momento sabía que era posible y buscamos la bajada de duna perfecta. En todas las fotos que hicimos se puede ver que son nuestras primeras bajadas, porque no queríamos estropear la siguiente foto con las marcas de las trazadas. Ahora sé cómo se sienten los snowboarders.
"No sé los demás, pero yo me he pasado la vida pensando si puedo bajar cosas en bici. Los campos a los lados de la carretera se vuelven rampas para un salto. Me como la cabeza con los saltos de las escaleras de incendio de las tiendas locales cuando debería estar pensando en otras cosas. Bueno, quizás no debería. He sido suficientemente afortunado demirar obstáculos y rampas y pasar por ellos o saltarlos. Suficientemente afortunado de viajar a mi antojo a lugares extraños. Quizás, sólo quizás, los sujetos de mis pensamientos podrían recorrerse en bici. Incluso si la parte de la bici no sale bien, la aventura seguirá siendo divertida, ¡¿no?!"
Por resumir nuestro viaje: ir en bici por dunas de arena NO es fácil. Tuve que caerme muchas veces para descubrir lo fácil que el eje delantero se hunde y sales despedido por encima del manillar. Moverse por las dunas es físicamente agotador y subir empujando es muy difícil. La arena es impredecible y no sabes cuándo será demasiado blanda. PERO, de vez en cuando consigues hacer una bajada que hace que todo merezca la pena. ¡Giros con increíble aplomo y gran velocidad como si fuera en nieve polvo!
Todo el viaje fue documentado con la cámara de mi padre, así como algunas fotos increíbles de Roo. Sin duda esta es la vez que más lejos he ido para probar una bici, pero también ha sido una aventura espectacular. ¡¡¡Tendrás que reconocer que la bici y las dunas combinan muy bien los colores!!! ¿Ha merecido la pena? Yo creo que sí.
