Novedades de Anja Kallenbach. Este verano hace frente al tiempo inestable y vuelve a ponerse en marcha con su CAYO. Su ruta en Suiza la llevó por los puertos más legendarios. Un torrente de impresiones que ha quedado registrado para nosotros en imágenes.

Este año, por desgracia, el tiempo no está acompañando demasiado a los amantes de la montaña, pero para este fin de semana solo se habían anunciado chubascos dispersos y una temperatura agradable. ¡Así que mi Cayo y yo queríamos a toda costa volver otra vez a los Alpes! Con una distancia de 160 km y 5096 metros de desnivel iba a ser uno de los días más largos del año, ya que me proponía coronar en una jornada los puertos de montaña más famosos de Suiza: Susten, Grimsel, Nufenen y Gotthard.

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Mi día comienza en Wassen, un pueblo situado cerca de la autopista al que se llega fácilmente en coche. Y ya de salida me espera el Susten; el sol brilla mientras pequeños túneles y verdes prados se van alternando. Desde la bici observo a mis animales favoritos, las marmotas. ¡Qué comienzo más fantástico!

PAREDES DE NIEVE COMO FRIGORÍFICOS

Más arriba hay todavía gigantescas paredes de nieve de hasta tres metros de altura que actúan como frigoríficos, por lo que durante la escalada no acabo de romper a sudar. Los puertos suizos tienen unas carreteras increíblemente anchas que son una invitación para lanzarse a tumba abierta montaña abajo. La CAYO puede desplegar aquí todo su arte en el descenso. Con los frenos de disco puedo frenar en todo momento en el punto correcto. El descenso en realidad no es demasiado pronunciado, pero aún así consigo ponerme a más de 90 km/h y la sonrisa ya no se borra de mi boca.

El Grimsel tiene una longitud de 26 km y más de 1500 metros de desnivel. ¡Pero en los últimos kilómetros la vista se ve recompensada con la increíble belleza de los lagos de montaña que salpican el recorrido! Poco a poco se va levantando un viento frío, por lo que para el descenso me pongo una chaqueta que me entregan desde el coche de apoyo. En el descenso puedo ver el puerto de Furka, pero que hoy, lamentablemente, no forma parte de mi ruta.

SE ACERCA UNA TORMENTA

En Nufenen comienza una carrera vertiginosa contra los nubarrones negros de un frente tormentoso en plena formación. El Nufenen tiene rampas superiores al 10% que no facilitan precisamente el pedaleo, pero gano la carrera por los pelos y así puedo iniciar en seco el descenso.

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En Airolo tengo que estar atenta, en ningún caso quiero tomar la nueva carretera al Gotardo, que más bien parece una autopista. Mi meta es la famosa Tremola. Esta es una antiquísima carretera adoquinada que se retuerce montaña arriba en infinidad de curvas durante casi 10 km. ¡Menuda carretera! Pero esta vez la marcha ha sido mucho menos bacheada de lo que la tenía en el recuerdo. Los neumáticos de 28 mm son algo que solo os puedo recomendar.

Ahora estoy a punto de perder la carrera contra la tormenta. El temporal arrecia y a duras penas consigo avanzar contra el viento. La fatiga acumulada durante la jornada y la caída repentina de la temperatura han terminado por minar mis fuerzas. Como era de esperar, el cielo abre sus esclusas y cae una lluvia torrencial. Tengo que poner mis cinco sentidos para no resbalar sobre el adoquinado. En los últimos kilómetros las nubes me envuelven y apenas puedo distinguir la carretera. Con mis últimas fuerzas alcanzo por fin el monumento al águila. 

Lamentablemente, no he montado luces en la bici por lo que he decidido prescindir del último descenso, ya que este resulta muy peligroso cuando los vehículos no pueden distinguirte en la niebla y yo apenas puedo ver la carretera. Una pena, porque el descenso es vertiginoso y en la ancha carretera habría podido dar rienda suelta a la burra. Antes de subirme al vehículo de apoyo me pongo toda la ropa que tengo. Pero el frío me ha calado ya hasta los huesos y aún me paso media hora rechinando con los dientes de frío. Pero eso no impide que me sienta completamente feliz, ¡qué día inolvidable! Los puertos de montaña suizos puede que no sean tan famosos como los franceses, porque el Tour no pasa por ellos, pero solo por las vistas espectaculares que ofrecen merece la pena visitarlos por lo menos una vez.

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¡Hasta pronto en los Dolomitas!

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ANJA KALLENBACH
utilizó la Cayo

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