Hierro candente
¿Cuánto se necesita para ser feliz? No mucho, como nos recuerda este vídeo de una salida en bici después del trabajo. Todo lo que necesitas es una simple bicicleta de montaña, siempre lista para arrancar y preparada para disfrutar. Por ejemplo nuestra FOCUS BOLD, con suspensión delantera y neumáticos Plus: de la herrería al bosque, o cómo forjar un espectáculo a dos ruedas.
Me pongo el casco, los guantes y a subir la colina. Caliento poco a poco para ir poniéndome en situación. Mientras mi cuerpo va entrando en calor, la meta se refleja en mi mente. Mi pasión, mi musa, mi bosque. Hay que batir el hierro cuando todavía está al rojo. Poco a poco voy apretando más. Mis piernas van golpeando los pedales con la fuerza de un martillo. Encuentro mi ritmo, voy cada vez más rápido. El camino, ahora maleable, se desdobla constantemente por el bosque. Con cada salto, con cada curva. Cada maniobra va dando forma.
Los pulmones me abrasan como si de dos fuelles se tratara. Procuro evitar precipitarme y generar movimientos regulares. Inspiro hondo. No es cuestión de sobrecalentarse demasiado. Así voy buscando la velocidad ideal, la temperatura de pista perfecta. Me siento ligero como una pluma. La euforia se va apoderando de mí. Esta es mi obra. Esto es de lo que soy capaz.
Se ha alcanzado la temperatura de forja ideal. El suelo se ablanda a mi paso. Es el momento perfecto para moldearlo. Aumento la presión y acelero. Modelo cada curva, dejando tras de mí una estela de chispas de polvo que ascienden formando columnas de humo, con ese olor a bosque tan característico, inconfundible para un aficionado a las bicis de montaña. Increíble. La aleación ha sido un éxito, la mezcla de los elementos es perfecta.
El placer centellea como el crepitar del fuego. Lentamente se va asentando el orden en medio de la maraña del bosque. De nuevo una salida en bici insuperable. De nuevo una pista de montaña que ha merecido la pena. Una verdadera obra de arte forjada combinando adrenalina y velocidad, saltos de vértigo y curvas cerradas y esfuerzo bien recompensado con esa cañita bien fría al final de la etapa.
Un último giro de muñeca y la obra está completada. Las huellas son evidentes. En el rostro se me ha esculpido una sonrisa. Ahora toca refrescarse con una bebida bien fría. El helor de la cerveza se funde con el vapor que emana mi cuerpo. Un éxito redondo. Esto habrá que repetirlo. Una pieza única lista para producirse en serie.
